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VIDA UNIVERSITARIA
Fernando Soto Aparicio
(Socha [Boyacá], 1932-Bogotá, 2016)
Gloria de las letras colombianas, orgullosamente neogranadino
Por María Teresa Escobar López, doctora en Bioética y profesora titular de la Facultad de Educación y Humanidades.
Sin terminar la primaria, el maestro Soto se perfiló, desde muy joven, en la literatura colombiana, como uno de los grandes. Con más de setenta obras publicadas, principalmente novelas, incursionó en todos los géneros literarios, escribió con la mejor métrica de que son capaces los escritores: poemas hermosísimos que engalanan la poesía colombiana. Con su generosa y prolífica pluma, escribió durante muchos años libretos para televisión y artículos para periódicos de primera línea en el país; además, acompañó, con hermosos escritos, la música de sus amigos con sus letras y los cuadros y publicaciones de su hijo Carlos Soto Mancipe, pintor y jefe del programa de Diseño Gráfico de la Corporación Universitaria Unitec. Fue galardonado durante toda su vida con premios y distinciones, dentro y fuera de Colombia. Para ilustrar, le fue otorgado el premio Casa de las Américas en 1970 y el Premio Ciudad de Murcia en 1971, y recibió cinco doctorados honoris causa, en Argentina, Estado Unidos y Colombia, donde cabe destacar el de la Universidad Militar Nueva Granada en el 2013 como doctor en Educación y Humanidades. También fue distinguido como profesor emérito en Roma, entre muchas otras gentilezas prodigadas por quienes tuvieron, a bien exaltar, su amada labor de escribir la realidad del país y de Latinoamérica. El maestro fue, ante todo, un vocero de su tiempo, entendía, como pocos, el deber de hablar por los que se callan. Colegios, salas de lectura y bibliotecas, entre otros espacios académicos o culturales, llevan su nombre, y sus obras han sido traducidas a diferentes idiomas, hasta en ruso y chino. La Universidad Militar, por su parte, cuenta con la donación de los manuscritos de sus libros realizada en vida del maestro, al igual que de sus premios, su máquina de escribir y demás elementos históricos de su vida y obra, que engalanan el centro literario ubicado en la sede Campus Nueva Granada (Cajicá), el cual lleva también su nombre. Desde el 2 de mayo de 2016, cuando falleció, dejó un inmenso vacío en la Universidad: en la docencia, el Club de Lectura Fernando Soto Aparicio, la producción académica, su cubículo de la Facultad de Educación y Humanidades y en los corazones de todos los que tuvieron la fortuna de tenerlo cerca como compañero de trabajo. La Universidad Militar Nueva Granada celebró una eucaristía en su nombre, el 2 de mayo al mediodía, y se leyeron su poema Duele y una definición de amor escrita en uno de sus libros para recordarlo, como él lo hubiera querido. «Cuando mi voz se calle, mis libros gritarán por mí», expresión que solía decir. En la FILBo, en su versión 32, la Editorial Atenea, le rindió homenaje el 3 de mayo con un conversatorio, en el cual participamos, a nombre de la UniMilitar, el profesor Jorge Pinzón y yo. El escritor Fernando Cely Herrán, su amigo entrañable, ilustró, con datos, anécdotas y recuerdos, la vida y obra del maestro, y su papel en la literatura del mundo y en las letras colombianas. En el evento, además, se exaltaron su sabiduría, don de gentes, el amor por su país, su pueblo, y también la defensa infranqueable de la justicia. Se resaltó, asimismo, cómo en su obra es constante el estudio juicioso de la realidad y la denuncia permanente de la violencia, la desigualdad, la injusticia, la forma invariable en que se pone del lado de los desposeídos y necesitados, reivindicando así siempre la función de la mujer en la sociedad. La Universidad Militar, por casi dos décadas, contó con la presencia del maestro de maestros de la literatura colombiana: Fernando Soto Aparicio. Se dijo un día, con gran acierto, que es realmente un hombre llamado Latinoamérica. Para todos quienes tuvimos la dicha de conocerlo y compartir con él en la Universidad será siempre motivo de orgullo y agradecimiento con la vida haber compartido con tan maravillosa e ilustre persona un breve espacio en el tiempo. | MÁS PARA LEER
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